El legado de los Médici
Los
Médici fueron una poderosa familia italiana del Renacimiento que dominó
Europa durante 300 años. Si uno quiere ver hasta qué punto fueron toda
un poder en su época, no tiene más que darse una vuelta por Florencia y
admirar la enorme cantidad de obras de arte que convierten a la ciudad
en una de las más admiradas del mundo. Aún se respira la Edad Media
cuando paseas por sus bellas calles.
Hasta el pasado verano hubo en Manheim una extraordinaria exposición abierta titulada Los Médici: personas, poder y pasión,
en la cual se podía ver una imagen en 3D del cadáver exhumado de Ana
María Luisa de Médici, la última del clan, fallecida hace 270 años,
junto con tesoros de de la familia procedentes de museos de Florencia,
Viena, Munich y Berlín, y otros bienes privados que hasta ahora no
habían sido vistos. Esto ha sido posible gracias a que un grupo de
científicos y restauradores han reproducido una imagen tridimensional
exacta utilizando un escáner 3D portátil, limpiando los huesos y tejidos
de los restos del interior de su sarcófago. Según la tradición de la
familia, las entrañas debían ser enterradas separadas del cuerpo, y los
científicos han intentado averiguar la causa real de su muerte ya que
ésta sigue sin estar clara a día de hoy. Por si esto fuera poco, creen
que es posible reconstruir la dieta habitual de la señora mediante el
análisis de los restos químicos extraídos de sus huesos. Y es que su
propio cuerpo es un legado histórico.
Quizá en origen esta fue una familia de médicos, como su propio nombre
parece indicar, pero acabaron convertidos en políticos ambiciosos,
taimados banqueros y apasionados mecenas. Algo de esto nos suena hoy
día, ¿verdad? Ostentaron el título de grandes maestres, duques de
Florencia y de la Toscana, y sus territorios llegaron a ser los centros
comerciales y culturales más importantes de toda Europa. Para que nos
podamos hacer una idea de su importancia baste decir que, en el año
1300, Londres rondaba los 50.000 habitantes, París andaba por los
200.000, mientras que Florencia alcanzó los 100.000; los papas Clemente
VII, León X y León XI pertenecieron a la familia, Botticelli fue uno de
sus protegidos, y Galileo Galilei bautizó las cuatro lunas de Júpiter
que había descubierto como "estrellas Médici", lo que supuso que fuese
llamado a Florencia para ejercer como matemático de la Corte.
La historia de esta familia, además de esplendor y gloria, estuvo
salpicada de falta de escrúpulos, de conjuras, de asesinatos y
enfermedades. Muchos miembros de la familia sufrieron artritis, y
malaria, ya que en aquella época los mosquitos que la transmitían
habitaban los terrenos pantanosos de la zona. Julio de Médici fue
espectacularmente asesinado en la misa de Pascua de 1478 con un arma
parecida a una espada, y no con un puñal como se creía. Otros dos
miembros de la familia fueron envenenados, el duque Francisco I, y su
segunda esposa, Blanca Capello. En las vasijas que contienen sus
vísceras se ha encontrado arsénico, pero sigue siendo un misterio quién
los mató.
Ana María Luisa, la dama que ha sido analizada, y cuyo resultado se
conocerá este año, residió en Dusseldorf al haberse casado con Juan
Guillermo, príncipe del Palatinado del Rin, tras cuyo fallecimiento
regresó a Florencia, donde se creía que había muerto tras haber padecido
sífilis durante largo tiempo. Sin embargo su esqueleto no presenta
signos de esa enfermedad, según afirman los científicos. Ellos
consideran que padeció cáncer de mama, aunque es posible que falleciera
por una infección. La princesa murió a los 75 años sin dejar
descendencia, lo que desesperó a su padre Cosme III que intentó
prolongar el poder mediante Francisco María, su hermano menor, al que
propuso que renunciase como cardenal para que se casara con Eleonora
Gonzaga con el fin de que tuvieran un hijo, lo que hubiera supuesto un
escándalo en toda regla. Finalmente el trono pasó a manos de Francisco
Esteban de Lorena. Ana María Luisa pactó con esta nueva dinastía el Patto de Famiglia,
por el cual los Lorena no podían sacar de Florencia ninguna pieza que
formara parte de su patrimonio artístico. Por este motivo la última de
los Médici es recordada con un aprecio que no es extensivo al resto de
su linaje. Y no es para menos, ya que su legado tiene un valor
incalculable.
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